jueves, 25 de diciembre de 2008

lunes, 8 de septiembre de 2008

"Dios le permitió hacer lo que más le gustaba: comunicarse con la gente"



Un día, después del almuerzo todos se fueron a cumplir tareas propias de la estancia, solo se quedó Jorge en la casa porque tenía que ir con un peón a buscar a Don Quintín Jabat (hermano de la dueña y amigo de nuestra familia) al colectivo que venía de Neuquén a Copahue.
El peón y él estaban a caballo esperando con otro animal para el viajante. Bajó con su valija y Coque le dijo que él la llevaría. Cuando estiró el brazo derecho para levantarla con uno de sus pies tocó la verija del caballo. Este se desbocó lo despidió violentamente, cayó de espalda y el animal levantó sus patas delanteras y cayó con ellas sobre su vientre.
Eso le produjo el estallido de parte del duodeno. El colectivero avisó rápidamente lo que había ocurrido. Llegó al lugar un camión con muchas personas que improvisaron una camilla mantenida en el aire y lo llevaron entre varios, turnándose para que no se moviera en el trayecto que había hasta Loncopué.
El médico militar del centro termal de las Maquinitas de la Laguna Las Mellizas, fue quien dio todas las indicaciones para su traslado, y dijo que permanentemente el lugar golpeado tenía que estar cubierto con una bolsa con nieve.
Así llegó a Loncopué y luego se utilizó el mismo método pero con hielo que llevaron desde Zapala, hasta llegar a Neuquén.
El peor problema era cómo trasladarlo en forma urgente, ya que estaba muy grave, porque cometió la imprudencia de tomar gran cantidad de agua de un balde que estaba en el baño, cuando a él sólo le mojaban los labios.
Esta situación la estaban intentando solucionar en el Aero Club Neuquén y surgió la posibilidad de hacer un vuelo con un avión sanitario para traerlo. Inmediatamente se transmitió la noticia a Loncopué.
Para que pudiera bajar el avión debían señalar muy bien el lugar para el descenso de la máquina. Eligieron la cancha de carreras cuadreras del Club Hípico (en la que Coque tres veces había corrido y ganado). La emparejaron y señalizaron con hojas de diario en todo el trayecto por donde bajaría el avión y así se logró su traslado en muy pocas horas después del accidente y fue el primer avión que bajó en Loncopué.
Fue internado en el Policlínico Neuquén. Su estado cada vez era más grave, y había que operar urgente.
El primero que lo vio fue el Dr. Eduardo Castro Rendón, íntimo amigo de mi padre. Lo abrazó y le dijo “Adolfo tu hijo está muy mal, no resistirá la operación, no me animo a operarlo”. Lloraron juntos. Mi padre estaba desesperado y no sabía que hacer.
En esos momentos se acercó el Dr. Rafael Vitale que hacía poco tiempo que se había recibido de médico y le dijo a mi padre que él lo iba a operar, que asumía el riesgo de que se le muriera en la operación.
Mi hermana llegó de Mendoza. La operación duró muchas horas y terminó exitosamente.
Cuando lo pasaron a la habitación de cuidados intensivos él ya estaba despierto. Mi padre estaba esperando al Dr. Vitale en el pasillo. Hablaban muy bajo pero Coque escuchó perfectamente lo que el médico le dijo: “Adolfo, hice por tu hijo lo que hubiera hecho por un hijo mío, resistió pero tienen que pasar 24 horas para que te pueda decir que podemos esperar”. Papá se acercó a la cama y como Coque abrió los ojos le dijo: “Hijo querido te salvaste, Rafael me dijo que ya pasó el peligro. Dijo que tenés que poner toda tu voluntad para recuperarte, yo te prometo que si salís de esto te voy a comprar esa moto que tanto te gusta”. Solía contar Coque que le dio tanta ternura escuchar como mentía nuestro padre para darle ánimo, que en ese momento pensó: “Dios mío, cuanto lo quiero. Si salgo de ésta me hago cura”. Después de ese día, siguieron las 48 y las 72 horas y por fin Vitale dijo: “Se salvó, ahora lo voy a mandar a Buenos Aires para una interconsulta.”
Debo acotar sobre lo que puse anteriormente acerca de las promesas que papá hizo y lo que a su vez Coque se había hecho a si mismo.
Cuando Coque se acordaba siempre decía. “Pobre viejo. Él nunca se enteró de que yo escuché su mentira. El no cumplió con su promesa de comprarme la moto (porque sé que tenía terror de que si lo hacía tuviera otro accidente), pero yo tampoco cumplí con hacerme cura.”
Diez días después ya estaba en Buenos Aires en donde estuvo tres meses. Allí lo revisó el Dr. Ricardo Finocchietto y su equipo. Los cirujanos más importantes en la Argentina. Todos dijeron que el Dr. Rafael Vitale había hecho una operación excelente. No habían visto otra igual en un caso tan grave. Varias asociaciones incluida la del citado equipo remitieron telegramas de felicitaciones al Dr. Vitale y luego este caso fue publicado en revistas científicas del país y del mundo.
Volvió a Neuquén en los primeros días del mes de julio. Ninguno de nosotros lo reconocíamos: Había crecido como veinte centímetros. Estaba extremadamente flaco y se lo veía narigón.
Era el último año del colegio secundario. Había faltado un trimestre a las clases y tenía que recuperar el tiempo perdido. Recibió mucha ayuda de los profesores y sus compañeros y fue así que terminó llevando solo una materia, que rindió en diciembre.
Viajó a Buenos Aires para estudiar abogacía. Pero allí ya empezó a soñar con ser actor. Estuvo con nuestra prima Delia González Márquez, autora de muchas novelas de televisión famosas en su momento: “Un mundo de veinte asientos”, “Muchacha italiana viene a casarse”, etc. y también con su hermano Juan José Edelman (este adoptó el apellido de la madre, ya que el paterno era González Márquez), excelente actor de teatro y de radio. Ella le dio pautas como libretista y el segundo lo llevó varias veces a la radio cuando transmitían las novelas. Varias veces lo vio actuar en el teatro.
Ya tenía bien definido su futuro, que no pasaba por la abogacía.

Este año, 2008, murió Coque el 25 de junio a los 71 años, por dos úlceras de duodeno, una de ellas perforante que le produjo una hemorragia de tres litros de sangre.
Es decir, cincuenta y tres años después del accidente. Y por una lesión en el duodeno, el mismo órgano que lo tuvo al borde de la muerte a los diecisiete años. El mismo número de años, pero al revés : l7 y 7l…
.
A partir de ese momento fueron aconteciendo cosas que cambiaron todo lo que él pensaba hacer en su vida. No resultó viajar a Buenos Aires para estudiar Abogacía. Volvió a su pueblo, a ganarse la vida haciendo propaganda en las calles con una camioneta con altoparlantes.
Descubrió que su vocación eran las tablas, le gustaba actuar, y decidió actuar. Mis padres dejaron que hiciera lo que le gustaba, y lo apoyaron en todo.
Decían ellos que no les importaba si ganaba o no dinero, sólo que fuera feliz. Formó su primera compañía de teatro. Luego se unió a la compañía de los padres de la que fue su primera esposa, Lucerito Aguilar.
Con ellos viajó por todo el país dando obras de teatro que escribía en forma exitosa su suegra. Escribió sus propias obras, las difundió por L.U.5 de Neuquén, L.U.19 de Cipolletti, y por todas las radios de la patagonia. Las presentó en todos los teatros, escuelas y clubes.
Era un mito en algunos pueblos. En el horario en que se transmitía su novela nadie salía a la calle.
Dios le permitió hacer lo que más le gustaba: comunicarse con la gente, llegar a ella en forma simple y sencilla. Sabía lo que le gustaba al hombre de campo, al hombre rural, al de los pueblos. Sabía de los mitos. De la fe en Dios en cada uno de ellos. El mal trato que muchos habían sufrido de sus patrones, lo sentían sobre el escenario en la obra de Juan Moreira.
El humor popular los hacía reír a carcajadas. Su llegada a cada pueblo era una fiesta.
Eran felices, él los hacía felices.

Para finalizar voy a comentar una experiencia muy hermosa que me pasó en Chubut en el mes de enero de l976, con mi esposo Eduardo y mi hijo Guillermo de ocho años. Recorrimos todo el sur. En Comodoro Rivadavia fuimos a la playa de Rada Tilly y pasamos la noche en carpa. Mientras mi esposo la levantaba me acerque a una casilla a pedir agua caliente para preparar el mate. Me salió a recibir un señor mayor que inmediatamente me hizo entrar con Guillermo a la casilla. Mientras su esposa calentaba el agua, observé el interior de la vivienda y enseguida me llamó la atención que sobre un mueble se encontraba la fotografía de la compañía de mi hermano, los programas de todas las novelas, un florero con flores artificiales y dos velas.
Sorprendida le pregunté textualmente: ¿Qué es esto? El hombre, con mucha ternura me explicó quienes eran, de adonde venían y me contó que cuando escuchó la primera novela por la radio y se enteró que la daban en el cine, fue al lugar en el momento en que estaban armando el espectáculo que se daría en la noche, y la venta de entradas.
Dijo que en un momento se le acercó una persona que no conocía y le preguntó si vendría a ver la obra y él le contestó que le gustaría, pero que no tenía dinero para comprar las entradas para él y su esposa.
El hombre sonriente le preguntó “¿Usted no va a venir al teatro sólo porque no tiene dinero? Mire yo soy Jorge Edelman y está invitado a que venga con su esposa esta noche a compartir con nosotros nuestra primera función. Pero esa no fue su primera invitación, sino que todas las veces que Coque llegaba a Comodoro, personalmente iba a Rada Tilly a llevarle las entradas.
En ese momento sentí una emoción tan grande, que sólo atiné a decirle a Guillermo: “Vení hijito, mirá la foto del tío Coque.”
El matrimonio recién supo que era mi hermano y junto a su esposa me abrazaron y besaron compartiendo esa emoción.
Estoy segura que ya se convirtió en un mito popular y en el lugar en donde se encuentra ahora está junto a todos los personajes que representó en la ficción, seguramente lleno de felicidad.
Adiós, hermano. Te despido con orgullo y te digo que hoy te sigo viendo cuando llega Lucas y Mora, mis nietitos, en la bicicleta, ambos con la misma diferencia de edad que teníamos nosotros, él 11 y ella 5. Los dos peleando, él haciéndola rabiar y cuando ve que se enoja la besa y la hace reír. Cuando sus padres protestan porque Lucas no estudia, cuando sólo quiere estar en la calle con sus amigos, pero obedece cuando le imponen horarios. Por eso los entiendo a los dos y tengo la seguridad que estos pequeños serán tan unidos como hemos sido nosotros y que sólo la muerte los separará.
Molly Edelman.

sábado, 6 de septiembre de 2008

"Llevamos el radioteatro a lo largo y a lo ancho de nuestra patria."


Como en las novelas, como en la vida, todo tiene su principio y su fin.
Lo importante es como viviste tú vida.
Yo conocí a Jorge mejor que nadie, compartimos muchos años de caminos,
de calor, de frío, de nieve. Llevamos el radioteatro a lo largo y a lo ancho de nuestra patria.
Vimos nacer y crecer a nuestros hijos, la gente de tanto vernos juntos sin parecernos en nada creían que éramos hermanos.
Juntos escribimos varias novelas que tenemos en común, varias obras de radioteatro que fueron un éxito. Cuando después de meses de gira bajábamos a Bs.as a descansar seguíamos viéndonos todos los días, salíamos con nuestras familias a cenar, al teatro y al cine, fueron muchos años, ya perdí la cuenta.
Cuando no hacíamos radioteatro dábamos cine en todos los pueblos, en la cooperadoras escolares o en el norte, y en los obrajes, era un trabajo duro, pero éramos jóvenes y resistíamos todo.
Jorge era un tipo muy especial, el abrazaba a todos y los besaba, sin importar si fuesen pordioseros, enfermos, etc. para el todos eran iguales.
Tuvimos una separación de veinte años que no vale la pena mencionar.
Cuando falleció mi esposa me llamó fue un gesto muy de él, me pidió que fuera a Neuquén, pero yo trabajaba, y no podía.
Antes de viajar a Israel pasó por Bs.As., quería verme, nos reunimos en la casa de su hija (Fabiana), cuando nos abrazamos algunas lagrimas corrieron por nuestra mejillas, no hubo ningún reproche, volvió a pedirme nuevamente que fuera a Neuquén, que su casa estaba a mi disposición ,quería que comiéramos un corderito patagónico, hablaba de su tierra natal con tanto amor, me decía que no iba a conocer a Neuquén cuando lo viera, que había gente que todavía me recordaban, le prometí ir, pero la vida es así, no pudimos estar juntos nuevamente ni ver el nuevo Neuquén.
Se que mucha gente lo tiene que haber llorado, porque se hacia querer, lo daba todo por los amigos, pero para mi es como si no se hubiese marchado, lo veo allá en su tierra natal, soñando, viviendo de los recuerdos.
Jorge yo solo quiero decirte si me estas viendo, ya nos volveremos a encontrar, volveremos a escribir y saldremos de gira, como en nuestros mejores momentos.
te quise y te quiero y estoy seguro que nunca te olvidaré, como dice los mexicanos; nos vemos...

Mario Luis Castell
(Foto arriba: Mario Castell y su hijo Dario junto a Jorge Edelman y su hijo Néstor "Coquito" , En la plena juventud!!!).

miércoles, 13 de agosto de 2008

“Hijo, te pido perdón si alguna vez me olvidé decirte cuanto te quiero”


Tengo recuerdos muy lindos e inolvidables de mi viejo; pero debo hacer una separación obligada entre el artista; su vida pública, y el hombre. Esas dos facetas las tengo muy marcadas en mis recuerdos.

Como artista, me fascinaba mirar al público detrás del telón cuando me invitaba un fin de semana a salir con él de gira. La gente reía, hacia gestos, lloraba. Ver como el público, humilde y popular disfrutaba de su arte, me producía una profunda admiración hacia él. Era increíble ver como un arte simple como el que hacía papá, producía en la gente tantas sensaciones hermosas. El llevaba su “compañía” a los lugares mas recónditos de la provincia, lugares donde económicamente ningún empresario teatral pondría en escena una obra de teatro; pero mi viejo lo hacía, porque amaba a la gente, le gustaba mezclarse entre ellos, lo palmeaban, lo besaban. Verlo tan popular y querido me llenaba de orgullo.

Su nombre trascendió varias generaciones a lo largo y ancho de Neuquén. Me ha pasado muchísimas veces (hasta hoy me ocurre), cuando por algún motivo tengo que dar mi nombre y apellido; me han preguntado, ¿usted es algo de Jorge Edelman?; el que hacía las novelas? Y yo siempre digo con orgullo ¡Soy el Hijo Mayor! En ese momento puedo ver en la gente, como aparecen como de la nada, tantos recuerdos de sus vidas teniéndolo como protagonista a papá. Un compañero de trabajo me dijo una vez: “uno de los recuerdos mas lindos que tengo de mi infancia, es cuando después de almorzar, levantábamos rápido la mesa para escuchar la novela en el patio de mi casa, debajo de un árbol muy grande que teníamos; eran momentos de estar juntos en familia, muy lindos, que hoy no se ven.

Yo estoy contando solo una partecita de la vida artística de papá, pero hay una riqueza enorme y extraordinaria de anécdotas, vivencias y momentos; en poder de sus amigos, colegas de la radio y compañeros de elenco y tanta gente que lo conoció al viejo.

Pero hay otra faceta; como les decía al principio, que me impactó de él, y es aquella que me acompaña diariamente, como un espejo donde mirarme, para ser mejor persona cada día: La Humana. Si tengo que definir a papá en pocas palabras, diría: fue un tipo bueno, humilde, con buenos valores, excelente amigo y mejor padre. Cuando me decía “hijo”, me lo decía con amor. Nunca me voy a olvidar cuando una vez me dijo “hijo, te pido perdón si alguna vez me olvidé decirte cuanto te quiero”; esas palabras me van a acompañar el resto de mi vida.

No tengo recuerdos de haber tenido alguna diferencia con mi viejo; solamente que él era fanático de Boca y yo de River. ¡Este me salió fallado, pero igual lo quiero! decía, con ese humor tan característico de él.

Se me va a ser difícil no verlo más, pero me reconforta saber donde está ahora: disfrutando del lugar donde van aquellos que aman a Dios, y él amaba a Dios con convicción. De todos los valores que dejó a sus hijos, creo que este es el más importante.

Hasta siempre “amigo”

Rubén Darío Edelman

martes, 5 de agosto de 2008

MIS RECUERDOS DE PAPA


Es raro escribir sobre mi padre siendo que él era el que escribía y actuaba para nosotros.
Como hija recuerdo los momentos de papa y de actor.

COMO PAPÀ recuerdo esos 3 meses de vacaciones que pasábamos juntos en Mar del Plata, era uno de los mejores regalos que nos podía hacer, ya que tanto como mamá y papá salían de gira durante el año y nosotros quedábamos al cuidado de mis abuelos, tengo muchas anécdotas de mi viejito querido, el no nos retaba nunca pero recuerdo una, cuando era chica era muy chispita y una noche en la casa de Caballito en una cena de amigos, yo me puse a jugar con una caja de fósforos, y el viejito me decía, OJO FABY!!!!!!!!!!!!!!!!! Y YO NADA, no hice caso y prendí fuego una cortina, para que, a papá no le daban los pies para alcanzarme y darme la paliza de mi vida, pero mi papi era tan sensible que me perdono la vida, fueron solos gritos, así era el.

PAPÀ ACTOR, también tuve el honor y el orgullo de trabajar con él, era muy pequeña y le había faltado un nene que hacia de hijo de él y no tuvieron mejor idea que cortarme el pelo y yo hacer ese papel de varón, al principio me resistía, pero me di cuenta que esa obre era muy importante para el viejo, y aprendí a disfrutar ese papel, eso fue en CHILE.
Tampoco voy a olvidar las noches que después de una obra íbamos a LU5 a grabar la novela y yo dormía ahí, como tampoco olvidar cuando llegábamos a las escuelas en esos pueblos con tanta historia y yo aprovechaba a jugar en las aulas y me hacia la maestra y reunía a nenes del pueblo para que hagan de alumnos, lo mas gracioso era que ellos me hacían caso por que era la hija de el actor.
Esos momentos los disfrutaba a full por que podía estar cerca de mis padres.

FANATISMO, esa eran otras de las cosas que destacaba a papá , el fanatismo por su BOCA QUERIDO, esa pasión, esas tardes con su amigo y vecino Jorge entre mates y galletas, esas eran sus cábalas, y yo fanática como el pude darle la felicidad de que disfrute partidos en la Bombonera, obvio a veces salía contento y otras veces bajoneado.
En este nuevo campeonato que comienza voy a extrañar los mensajes de textos que solíamos mandarnos en las previas y durante el partido, esos VAMOS BOQUITA CARAJO!!!!!!!!!!!! Quedaran por siempre en mi corazón.

Son muchas las cosas que día a día recuerdo de mi viejito, pero no quiero recordarlo con tristeza por que a el no le gustaría, siempre voy a llevar en mi mente y en mi corazón su sonrisa picara cuando quería comer algo que no podía, su carcajada cuando contaba alguna anécdota sobre el radioteatro, su mirada dulce cuando me decía HIJA TE AMO!!!!
Y esos abrazos de OSO que me gustaban disfrutar cuando podíamos estar juntos.

GRACIAS POR DARME LA VIDA.
GRACIAS POR EL ORGULLOS QUE SIENTO, POR QUE FUISTE EL PADRE QUE
MUCHOS HUBIERAN DESEADO TENER.
GRACIAS POR TU HUMILDAD Y SENCILLES.
GRACIAS POR BRINDARTE A CORAZON ABIERTO.
GRACIAS POR HACERME SEGUIR LOS PASOS BOQUENSE
GRACIAS POR TODO TU AMOR.
GRACIAS PAPÀ
GRACIAS JORGE EDELMAN
GRACIAS POR SER YO EDELMAN

PD: NUNCA TE OLVIDO

TÚ HIJA FABIANA EDELMAN

domingo, 3 de agosto de 2008

“Al mes de la partida de mi amado Jorge Edelman”


Compañero inseparable, compartimos tantas cosas, el amor, los hijos, la familia, amistades, los sueños, la pasión, las giras, tantos aplausos, tantos escenarios, la alegría de estar unidos cada día.Caminamos juntos el único camino, la verdad, la vida.Nadie me conoció como él. Nadie le conoció como yo. Por ese corazón que siempre estaba agradecido, una vez más necesito dar las gracias.A Dios en primer lugar por su amor eterno, su gracia infinita y su misericordia porque siempre estuvo con nosotros. Gracias por permitirme ser amada y amar y compartir casi una vida, junto a un hombre simple, humilde íntegro.A los amigos incondicionales que estuvieron en todo momento, gracias.A la familia irremplazable, siempre presente en las buenas y en las malas, gracias.A los hermanos en Cristo (la Iglesia) por la contención, las oraciones, su amor, gracias.A los conocidos, gracias, por la preocupación. A los donantes, gracias por cada gota de su sangre. A los médicos del Hospital Heller (casi la segunda casa en los últimos meses, especialmente al doctor Alcides Long), nuestro reconocimiento y gratitud. A Terapia Intensiva e Intermedia y cirujanos del Castro Rendón, gracias por su profesionalidad, por la lucha diaria y esfuerzo porque además “le ponen fe” cada día para reestablecer la salud de los pacientes.Gracias, muchas gracias a todos y cada uno de ustedes.Quiero compartir una porción de lo que Jorge atesoraba en su corazón.“La preeminencia del amor”.Si no tengo amor de nada me sirve hablar todos los idiomas del mundo y hasta el idioma de los ángeles. Si no tengo amor, soy como un pedazo de metal ruidoso: ¡Soy como una campana desafinada!Si no tengo amor de nada me sirve hablar de parte de Dios y conocer sus planes secretos.De nada me sirve que mi confianza en Dios sea capaz de mover montañas.Si no tengo amor de nada me sirve darle a los pobres todo lo que tengo.De nada me sirve dedicarme en cuerpo y alma a ayudar a los demás.El que ama tiene paciencia en todo y siempre es amable.El que ama no es envidioso ni se cree más que nadie.No es orgulloso.No es grosero ni egoísta.No se enoja por cualquier cosa.No se pasa la vida recordando lo malo que otros le han hecho.No aplaude a los injustos sino a los que hablan con la verdad.El que ama es capaz de aguantarlo todo, de creerlo todo, de esperarlo todo, de soportarlo todo. Solo el amor vive para siempre.Hay tres cosas que son permanentes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más importante de las tres es el amor (1 Corintios 13:1-18, 13).

Jorge fue una persona de las que se llama “elegido”.Fue una estrella. Una verdadera estrella. Resplandeció con la luz propia, guiando e iluminando a muchos.Una estrella porque su vida sencilla fue un ejemplo de valores, cumplió con un propósito dejando huellas profundas e imborrables.Él seguirá estando en el recuerdo de todos y en el corazón de quienes lo amamos.


Marta Martínez de Edelman

DNI 92.733.342

Neuquén